Nuestro país atraviesa una grave crisis económica, social y política. Crisis sobre crisis: diez años de estancamiento económico, recesión y crisis abierta desde 2018, caída abrupta de la actividad económica durante el 2020, la clase trabajadora vive una permanente ofensiva contra sus condiciones de vida, que parece no tener final. Esta situación va a seguir acentuándose por la política de subordinación al pago de la deuda y al FMI, que profundiza la dependencia del país a la dominación global.
Más allá de nuestra opinión al respecto, es indudable que amplios sectores populares depositaron en el gobierno actual su expectativa de frenar el ajuste en curso, asignando un mandato social al gobierno de Alberto Fernández que éste incumple ampliamente, como incluso sectores de la coalición de gobierno reconocieron luego de la derrota de las PASO.
Esta situación conduce a una crisis política de final incierto. La insatisfacción con el gobierno permitió a la derecha imponerse en las últimas elecciones legislativas, a la vez que facilitó la irrupción de una extrema derecha que combina ultraliberalismo económico con ultraconservadurismo social, a tono con los nuevos fenómenos autoritarios a nivel global (Bolsonaro, Trump, Vox, Kast). La saludable elección del Frente de Izquierda-Unidad no compensa, sin embargo, su sectarismo duradero, que le impide aprovechar sus posiciones conquistadas para convocar a la construcción de un amplio movimiento político anticapitalista.
En este cuadro, un conjunto de organizaciones, militantes, intelectuales y dirigentes sindicales y sociales venimos intentando, desde la asamblea fundacional de abril de 2021, la construcción de un nuevo espacio político en nuestro país: unitario, anticapitalista, ecosocialista, feminista, popular. Los sectores populares necesitamos nuestra propia alternativa política, hoy ausente en el debate nacional. ¡Debemos ponernos a trabajar en ese camino!
El relajamiento de las restricciones sanitarias nos permitirán realizar de forma presencial nuestro 1º Encuentro Nacional por un Nuevo Proyecto Político Emancipatorio, el 4 y 5 de diciembre, en el auditorio de ATE (Belgrano 2725, CABA). El Encuentro comenzará con un acto y panel de apertura abierto, donde discutiremos sobre la “Argentina ante la crisis”, el sábado 4/12 a las 18.30. El día siguiente sesionará de forma cerrada la militancia del Proyecto Político Emancipatorio.
¿Qué herramienta política necesitamos?
• Una organización popular, enraizada genuinamente en las luchas y los movimientos populares y que coloque el centro de su actividad en la construcción de un poder social, popular y democrático.
• Una organización verdaderamente feminista y disidente, que ponga en el corazón de su proyecto la lucha contra el patriarcado y contra todas las formas de dominación provenientes de jerarquías de género. Que pueda desarrollar un feminismo popular que cuestione las propias prácticas militantes y se involucre en el combate a las distintas formas en que el machismo y el sexismo atraviesan a nuestra sociedad.
• Una organización anticapitalista, que luche por la superación revolucionaria del capitalismo, a la vez que reconoce necesario reinventar el socialismo. Tanto porque es urgente reinstalar a nivel de masas la posibilidad de una alternativa socialmente viable al capitalismo, como porque es preciso reconstruir nuestro proyecto de sociedad y emanciparlo definitivamente de las pesadillas burocráticas que usurparon su nombre durante el siglo XX.
• Una organización ecosocialista, que sea consciente de la crisis ambiental desastrosa, a punto de volverse irreversible, a la que el capitalismo nos está conduciendo. Y que se integre a los nuevos movimientos ecologistas que están señalando la urgencia de la emergencia climática que vivimos. No hay socialismo sin un cuestionamiento del productivismo capitalista.
• Una organización que combata en todos los terrenos, tanto en la lucha de masas como en la disputa electoral, en los sindicatos y en el campo cultural, en los movimientos sociales y en la batalla de ideas.
• Una organización que jerarquice el combate contra las opresiones, e incorpore a su proyecto la lucha contra todo tipo de discriminación racial, territorial y religiosa.
• Una organización honestamente democrática, autogestionaria e inclusiva, que se distinga de una cultura política local acostumbrada al caudillismo personal, al monolitismo partidario o a la “tiranía de la falta de estructuras”, es decir, los liderazgos informales que emergen en organizaciones que pregonan la horizontalidad y la descentralización, pero consagran direcciones invisibles por fuera del control democrático.
• Una organización unitaria, frentista y pluralista, que pueda contener a un conjunto amplio de agrupaciones y tradiciones, sin que ninguna tenga que disolverse organizativamente, ni resignar su historia ni su identidad.
• Una organización latinoamericanista, que se nutra de las mejores tradiciones revolucionarias y de lucha de los pueblos de Nuestra América, y luche por una integración regional antiimperialista y un nuevo internacionalismo de los pueblos.
